Cuenta cuentos en 4º

 

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Unai Etxebarrieta, padre de una alumna de 4º , muy aficionado a escribir cuentos e historias, nos visitó el pasado 31 de octubre para contarnos un relato de miedo titulado Pepe,  cuyo protagonista es un peluche siniestro.Resulto una actividad muy amena y participativa ya que hacía que los alumnos anticiparan el desarrollo de la historia.

Os dejamos otra de sus historias que ha sido seleccionada para un certamen de cuentos en Madrid y que está basada en el trabajo cooperativo.

Muchas gracias Unai por tu tiempo y por tu trabajo.

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LA OLA OLITA 

Cuando Ola nació todas las gaviotas del mar fueron a conocerla y a felicitar a sus papás. Su mamá se llamaba Marea y todos los días llegaba muy cansada a casa ya que estaba todo el rato subiendo y bajando el nivel del agua por todo todo el mundo. Cuando estaba alto el agua en España estaba bajo en Cuba, y todo ese trabajo lo tenía que hacer ella sola. Papá era el mas simpático del mar, era muy salado según decían todos y se llamaba Salitre. Él se encargaba de que el agua del mar tuviese sal y fuese diferente, del agua de nuestros primos Ríos.
 
Ola pronto hizo amigos con los que jugar. Jugaba con otras como ella a ver quien salpicaba mas al chocar contra las rocas, cosa que no hacia nada de gracia a las Señoras Mejillones que vivían allí todas en pequeñas ciudades de color negro como el culete de un calamar.
 
Papá y mamá le habían enseñado a Ola a moverse, a  sacar espumita blanca en su cresta y a ponerse de pie y llevar haciendo surf a los langostinos, o a quedarse casi quieta y dejar sobre ella dormir tranquilamente a las medusas. También le habían recalcado una y mil millones de veces que jamás se acercase a la playa por bonita que le pareciese la arena de la orilla.
 
Una noche mientras jugaba con sus amigas, se alejó persiguiendo el reflejo de la luna y quedó cerca de la costa, y solamente el sonido de un pequeño barquito de madera que paso sobre ella haciéndole muchas cosquillas en la barriga, le hizo darse cuenta de que no estaba muy lejos de la peligrosa orilla de la playa.
 
En el barco iban dos hermanitos humanos que se llamaban Iván y Yoana, que distraídos con sus cañas de pescar nuevas, habían desobedecido a sus papás y estaban ya muy lejos de la orilla y la corriente marina les iba llevando mar adentro.
Ola quiso avisarles salpicando sus caras, pero ellos no la entendieron. Se puso bajo ellos y movió un poco el barquito, pero a Yoana e Iván les pareció más divertido que la atracción de el tren de la Bruja, y querían mas y mas.
 
¿Por qué aquellos niños no hacían caso a sus papás? ¿Qué podía hacer ella?. Se deslizó rápidamente mar adentro y buscó a su mamá a quien contó el problema de los niños. Su mamá le explicó que eso les estaba ocurriendo por haber desobedecido a sus papás, y que ella subiendo y bajando el nivel del agua no podía hacer nada de nada. Papá tampoco podía hacer nada, salvo decirle al viento que empujase al barquito hacia la costa de nuevo.
El viento sopló y sopló hasta que le dolieron los mofletes de tanto soplar, pero el barquito de madera era demasiado pesado para él.
 
Ola sabía que aquellos niños desobedientes, iban a tener mucho miedo y problemas por no haber echo caso a sus papás. Habló con señor pulpo para que intentase con sus tentáculos parar el barco, pero no podía porque tenía dos escayolados, ya que se los había roto jugando a llevar a borriquitos a una ballena.
 
Iván y Yoana empezaron a llorar. Tenían miedo, y por mucho que remaban y remaban, no conseguían acercarse a la orilla.
 
Ola sabía que tenía que ayudar a aquellos niños, pero ¿como?. Todas las olas miraban, y a todas les parecía imposible hacer nada. Ninguna ola sola podría mover a aquella barca hasta la costa, hasta la orilla.
 
Ola,  tenía que decidir entre ayudar a aquellos niños en apuros o desobedecer a Papá y a Mamá.
Finalmente, optó por ayudarles. Cogió carrerilla hasta el fondo del mar y volvió con tanta fuerza que golpeó la popa del barco y lo movió un poquito hacia la costa. Las demás olas viéndolo, hicieron lo mismo de una en una y el barquito se movió un poquito mas, pudiéndose desde él ya ver la playa a lo lejos.
 
Ola se había dado cuenta de que si un problema es muy grande y tu sola no puedes resolverlo, quizás intentándolo con la ayuda de tu familia, o de tus amigos, o de todos juntos, ya no es tan grande el problema, sino que se vuelve pequeñito y se puede resolver.
 
Las olas con Ola a la cabeza se juntaron, tomaron carrerilla y empujaron una y otra vez al barquito, la corriente dejó de llevarse el barquito, y mamá marea dejó poco agua en la costa poniendo la marea baja y llevándose mucha agua hasta otra zona del mundo. El trabajo en equipo, había logrado casi casi que el gran problema se convirtiese en un problemilla.
 
El barquito estaba ya a no mas de treinta metros de la orilla, pero Yoana e Iván no sabían nadar. Ni Ola ni sus primas las demás olas se atrevían a llegar hasta la orilla. Sabían que eso era desobedecer a sus papás, y que solo a la orilla iban las viejas olas, donde morían absorbidas por toda la arena que había en el suelo.
 
Ola llamó a las viejas olas, y les pidió que diesen el empujón final al barquito hasta la orilla, pero estas eran tan viejas que ya estaban un poco sordas y no le oían.
 
Ola cogió carrerilla por última vez y empujó con todas sus fuerzas la popa del barco, no dejando de hacerlo hasta que oyó gritar a los niños de alegría, ya que la quilla del barquito había encallado en la arena de la orilla.
Sabía que lo había conseguido, Ola estaba muy contenta y orgullosa por haber ayudado a los demás, pero triste porque por haber desobedecido, estaba en la orilla, y la arena estaba empezando a tragarse todo su agua.
 
Todas las olas del mar habiendo aprendido de Ola que trabajando en equipo y ayudándose unos a otros se solucionan los problemas, se juntaron creando una ola muy muy grande, que llegó hasta la orilla y engulló a Ola y regresó rauda y veloz hasta el mar.
 
Los niños estaban muy felices, habían aprendido que nunca se debía desobedecer a los papás, y Ola y todo el mundo habían aprendido que todo problema tiene solución si pides ayuda para resolverlo, y que el problema mas grande se vuelve pequeño si entre todos te ayudan a superarlo.
 

2 comments

    • ADAM on 23 noviembre, 2014 at 13:26
    • Reply

    ¡Me han gustado mucho tus cuentos!

  1. me a gustado mucho tu visita

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